Estas son las razones por los que más de la mitad de los afiliados de las obras sociales migró voluntariamente a las prepagas.
Las razones son simplemente porque las prepagas ofrecen mejores prestaciones Más de la mitad de los afiliados actuales a la medicina prepaga llegó de una obra social, desde que a mediados de la década de 1990 se desregulo el sistema.
Son 4,5 millones asociados al sistema privado, de los cuales 2,5 millones son personas en relación de dependencia, que derivan el aporte obligatorio de salud a una prepaga, a través de una obra social.
El cuestionamiento es por qué millones de personas migraron de las obras sociales de su sector laboral a las prepagas, al abrirse esa opción.
La respuesta, departe del beneficiario, es simple: las prepagas ofrecen una atención muy superior y menos burocrática que la ofertada por las obras sociales. Las prepagas atienden a sus asociados como a “un cliente” y cuentan con un mayor nivel de eficiencia. Los 4,5 millones de afiliados (y sus grupos familiares) se fueron por su propia voluntad y nadie los forzó a emigrar.
Los beneficiarios se cansaron de que, para realizarse una simple ecografía, la obra social le exigieran un informe médico especial de la causa que lo requería y otros sin fin de requisitos. Con el mismo aporte, un afiliado encontró que en una prepaga podía practicarse complejos estudios con sólo presentar un carné y firmar, sin engorrosas autorizaciones.
Esta puede ser la razón por la cual, la delegación de Córdoba de la Unión Obrera Metalúrgica con casi 10 mil de los 17 mil afiliados a la obra social se fueron a prepagas.
Por otra parte, la CGT presiona para que, en el marco de la regulación de las prepagas en el Congreso, se frene, de mínima, el pase al sistema privado. Pero volver hacia atrás con todos los afiliados que ya pasaron sería muy complicado, admiten desde la CGT.
Igualmente hay aspectos que deben ser cambiados en las prepagas, que persiguen un legítimo fin de lucro por ejemplo el privilegio a segmentos jóvenes de la población, que hacen poco uso del sistema, y que tengan una política muy restrictiva de aceptación de asociados, condicionada a su estado de salud.
Si quieren recuperar a sus afiliados, las obras sociales deberán simplemente mejorar sus prestaciones, y no ser tan burocráticos en cuanto a la política interna.

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